Enero 24 2005 - Desastre del Maremoto en Asia


Mucha gente ha escrito a los periódicos y llamado a los programas de televisión pidiendo una "explicación lógica" de la relación precisa de Dios con la catástrofe, sin embargo, por cierto, en todos los intentos de dar una explicación, hay una curiosa omisión de una dimensión. Me gustaría tratarla mediante la siguiente reflexión.

El CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA dice "el hombre debe respetar la bondad específica de toda criatura y evitar el uso desordenado de las cosas, lo cual estaría en contradicción con el Creador y acarrearía desastrosas consecuencia para los seres humanos y su medio ambiente." (339)

¡La enseñanza de la Iglesia lo dice todo! 

Esto, me parece, nos orilla a reconocer que como "colaboradores de la creación de Dios" tenemos la responsabilidad de hacer más que vigilar y compartir los recursos naturales de la tierra. Estamos obligados muy especialmente a "respetar" la obra maestra de Dios que es toda la creación, es decir, a la persona humana, creada a Su imagen, la cual es escasamente reconocida en nuestros días, para ir más allá, el evitar estar "en contradicción" al Creador, que constantemente sostiene todo lo que existe.

La reflexión anterior parece indicar que existe un orden de interdependencia en tres niveles: el Creador, la humanidad y la creación, si queremos "evitar desastrosas consecuencias para los seres humanos y su medio ambiente". Aceptando la lógica de este orden ¿aún nos sorprendemos de las desastrosas consecuencias que nos están sucediendo? Ciertamente necesitamos recordarnos que esta interdependencia ha sido progresivamente destruida por nuestra sociedad hasta el día de hoy, la cual está hecha jirones. Los análisis de los reportes en las noticias de hoy están llenos de evidencias que tanto la definición de "respeto a toda criatura" como evitar "caer en contradicción al Creador" son actualmente más cumplidas en el sentido negativo que en el positivo. La "Contradicción al Creador" está siendo cada vez más expresada como un resentimiento muy extendido cuando se mencionan sus derechos y su ley. El está siendo considerado como un intruso en el dominio humano -excepto, quizás, cuando se requiere culpar a alguien… Y en cuanto al "respeto por la bondad específica de toda creatura", ¿quién podría calcular los millones de pequeños que son sistemáticamente asesinados mediante el aborto, traficados para ser abusados, y sin embargo, son silenciados alrededor del mundo? No hay cámaras que los sigan para contarnos sus historias. Hay en ocasiones defensas plausibles a favor de las focas, zorras y pantanos, pero ¿y los contaminantes -las crecientes omisiones morales que corroen los valores de nuestros jóvenes que no son contraatacadas ni recriminadas? Los observamos caer cada vez más profundo conforme son arrebatados por la pesadilla llamada "la cultura de la muerte y de la desesperación" o "se evaden" dentro del ambiente diario del alcoholismo y forma de vida permisiva. Un sacerdote que fue recientemente entrevistado después de un doble suicidio de jóvenes en su parroquia dijo: "la cultura moderna no nos permite condenar nada pero no acepta que se le critique". La poderosas invenciones de la tecnología de la informática y de los medios están frecuentemente cargados de desechos tóxicos de pornografía, envenenando los pocos vestigios de virtudes que pudieran haber sobrevivido. Las propuestas mundiales para corregir los problemas ecológicos son aceptadas mientras los contaminantes morales continúan fumigando la tierra…. En sus enseñanzas respecto a la pulcritud y la purificación, Jesús declaró enfáticamente que sólo cuando se haya reestablecido el orden debido en el individuo y sólo cuando la consciencia haya sido corregida por la Verdad, será cuando el orden verdadero prevalecerá en la sociedad (Mc 7, 14-23). Las sagradas escrituras contienen una palabra rara en los labios del mismo Jesús en defensa de los jóvenes que lo seguían, cuando dijo que si las voces de los niños eran impedidas a darle gloria a El, la naturaleza misma clamaría…. (Lc. 19,40; Mt 21, 15). En verdad, Dios no debe ser culpado por esto.

El concepto clave de cómo la humanidad y la creación se interrelacionan en el plan de Dios es más precisamente dilucidado en el Catecismo. "El dominio sobre el mundo que Dios ofreció a la 'humanidad' debía realizarse sobre todo en el hombre mismo: el dominio de sí mismo" El CATECISMO invoca la triple forma de lujuria mencionada en la carta de San Juan que son las que subyugan a las personas: la avaricia, el amor propio y los placeres de los sentidos, los cuales debemos constantemente luchar para controlarlos con la ayuda de Dios para ayudarnos a (auto) dominarnos. Cuando esta lucha es abandonada -con la cultura actual del disfrute- el individuo se deja caer en la degeneración moral. Con la erosión de la consciencia, "la nueva moralidad" se convierte en lo políticamente correcto. Cuando los seres humanos que han sido puestos a cargo de la creación entera y pretenden llevar a cabo su más alto potencial al "ofrecérselo todo al creador", utilizan su determinación para frustrar Su propósito, y "hacen su propia voluntad" y sabotean el orden establecido por Dios -luego, el orden establecido es destruido y los "desastres" se desatan. En las palabras de San Agustín, Dios nos permite en el uso de nuestra libertad hacer el mal, pero si esto sucede, El trabajará para acarrear un bien mayor de las consecuencias. Pero ¿cómo entonces Dios puede ser culpado?

Tampoco puede El abstraerse. El conocimiento que le ha sido dado directamente a Christina de la razón por la cual tiene que haber justicia a la par de la misericordia de Dios es el siguiente: El Padre tiene una deuda debido a la enormidad de la victoria de Jesús en Su pasión, muerte y resurrección para redimir las almas, esta deuda es el que El intervenga cuando la enormidad de la victoria es degradada y rebajada por debajo del nivel de los animales. Olvidamos que nuestros cuerpos son urnas sagradas que contienen la unión de Su Espíritu en nuestras almas mediante la redención. A través de nuestra unión por lo tanto, en el cuerpo místico de Su Hijo, nosotros Lo humillamos cuando nos rebajamos a nosotros mismos mediante el comportamiento en ocasiones por debajo del nivel de los animales que es realizado actualmente en el mundo. Es comprensible que un padre como éste, desearía hacer que nuestra almas comprendan la realidad de Su existencia (una de las consecuencias misericordiosas que pueden ser obtenidas de la justicia de Dios, de acuerdo a los pensamientos de San Agustín) a fin de salvarnos del cieno de nuestro propio pecado - pecado que permite al maligno promover las crecientes anormalidades en nuestro mundo. El Padre puede por lo tanto prevenir lo que Jesús llamó la más grande catástrofe de todas, rebasando en gravedad cualquier otra que pueda ocurrirnos en esta vida -a pesar de su dolor inenarrable - la pérdida eterna del alma de una persona (Mt 10. 28).

Por supuesto, siempre nos reconforta a nuestra fe el saber que aquellos que fueron tomados inocentemente en estas tragedias que son acarreadas por el pecado sobre el mundo, unidos con la inocencia de Cristo, se convierten por lo tanto en un medio de salvación de los culpables mediante una acción misteriosa del trabajo redentor de Dios.

Es causa de una gran tristeza que la realidad del desastre del maremoto y de los medios de protección en contra de ellos estuvieron, al igual que otros muchos eventos - algunos ya se han materializado tal como la destrucción de las Torres Gemelas y de otros que se aproximan al mundo- informados hace muchos años a Christina quien constantemente lucha a fin de cumplir su deber que se le encomendó de preparar a la gente sin sensacionalismos a través de los medios a su disposición, aunque todos sus intentos han sido constantemente rechazados e incluso ridiculizados. Respecto a este hecho, ciertamente tampoco podemos culpar a Dios.

P. GERARD McGINNITY, Ph.D. P.P.

Esta carta fue presentada a un periódico de gran circulación en Irlanda, pero no fue publicada. Cualquier reivindicación de los derechos de Dios, parece ser que ya no es "políticamente correcto" y se convierte en una lectura incómoda. Esto es en sí mismo una prueba más del punto que se arguye en la carta que el tomar en cuenta a Dios se recibe cada día con más resentimiento, excepto cuando El es a quien se busca "culpar".

También se cumple la profecía de Jesús a Christina en 1992 y mencionada en su biografía publicada en ese entonces cuando dijo:

"Al inicio la gente tratará de explicar todo como 'calamidades naturales' o solo como 'sucesos extraños'. Buscarán en la ciencia explicaciones. Calificarán a las tormentas como 'locas'. No querrán aceptar que los pecados del mundo están acarreando todo esto sobre ellos". Christina vió un temor creciente en la gente conforme los eventos iban en incremento más allá de cualquier cosa previamente experimentada. Entonces sabrán que no son "naturales". Sin embargo, no se convertirán automáticamente al incrementarse su sufrimiento. No todos volverán a Dios para pedirle ayuda. Guerras y problemas ocasionarán el incremento del ateísmo y falta de fe. La desesperanza manará de ellos. Así que los desastres ocasionará que algunos de ellos, en lugar de convertirse, maldigan a Dios. Es también en preparación a este acontecimiento que Jesús le dijo a Christina:

"Aquellos que creen deben rezar por los que no creen."